Laida Arcia Carro

  • “Lo capturaron (a mi tío Plinio Prieto) junto con otros, y eso fue un episodio que pasó en muchas partes de Cuba porque Fidel Castro y todo ese grupo de bandidos y sinvergüenzas querían eliminar a cualquiera que les quitara lo que ellos tenían, que era el poder total, totalitario, de la isla de Cuba. Entonces, murieron muchos líderes. En el caso de mi tío, lo que pasó fue que cuando lo capturaron le hicieron un juicio en el que ya estaba decidido lo que iban a hacer, que era fusilarlo. Fue un hombre que murió con mucha dignidad, estoy muy orgullosa de él. Él guió mi vida. Sus últimas palabras, que él divulgó a un sacerdote —porque él quiso que viniera un sacerdote y lo confesara— le dijo: 'Creo en Dios y en los hombres'. A pesar de tanta maldad, a pesar de lo que le iba a pasar, era un hombre que se veía que estaba completamente entregado a la causa. La posibilidad de que lo ejecutaran era una cosa real en su vida y él lo aceptó, lo asumió hasta el último momento y murió con mucha dignidad. De eso estoy muy orgullosa, y sus palabras siempre me han guiado”.

  • “Estar en el activismo lo mantiene a uno muy cerca del sufrimiento porque lo único que yo documentaba eran golpizas, muertes. Lidiar con los familiares de esos activistas era muy difícil porque los familiares no quieren que sus seres queridos estén en esa situación y la Seguridad del Estado trabaja con los familiares para convencer al activista de que no siga trabajando, luchando por la libertad, que va en contra de lo que ellos quieren”.

  • “Me enorgullece en este momento hablar de mi tío Plinio Prieto como un héroe, un cubano verdadero, digno, que luchó por su patria y murió con la frente en alto. Su fusilamiento fue terrible porque fue en la noche cuando lo fusilaron, en vez de seguir con el juicio al otro día lo que hicieron fue fusilarlo. A mi madre y a mi tío (el hermano menor), cuando regresaron al otro día a seguir el juicio, el miliciano les dijo: 'Bueno, mire, en una de estas montañas de tierra que están aquí, aquí está'. Una cosa espantosa. Mi abuela se enfermó de los nervios para toda la vida. A su hijo se lo fusilaron en la noche, cuando al otro día iba a continuar el juicio, pero claro, eso ya estaba programado. Entonces, yo recuerdo que mi madre —esto fue en Santa Clara— regresó a La Habana (yo tenía diez años y no me dijeron exactamente lo que estaba pasando. Sabía que mis primos no sabían dónde estaba porque siempre habían vivido en una provincia fuera de La Habana, entonces yo no sabía bien qué había pasado) y empecé a ver que mi mamá se desmayaba. Entonces yo me asusté, como niña me asustó que mi mamá se estuviera desmayando y sabía que algo terrible había pasado. Realmente, ella no me dijo ni me dio detalles, pero mi historia no es única. Es la historia del pueblo de Cuba, un pueblo donde al principio tuvieron que asesinar a miles de personas para poder instaurar ese poder absoluto que se ha mantenido por sesenta años”.

  • Full recordings
  • 1

    Miami, USA, 12.04.2019

    (audio)
    duration: 01:29:03
  • 2

    Miami, USA, 12.04.2019

    (audio)
    duration: 01:29:03
Full recordings are available only for logged users.

La verdad te lleva a la libertad

Laida Arcia Carro ED Miami
Laida Arcia Carro ED Miami
photo: ED

Laida Arcia Carro nació en La Habana. Su familia fue afectada directamente por los fusilamientos del Gobierno castrista, cuyo fin era acabar con cualquier intento de oponerse al rumbo que tomara la Revolución cubana. Su tío, Plinio Prieto, comandante de la guerrilla de la Sierra Escambray, fue detenido y condenado a muerte por su participación en la lucha contra Fidel Castro. Este suceso y las opiniones de la familia llevaron a todo el grupo familiar a exiliarse en Estados Unidos, adonde Laida Arcia Carro llegó junto con sus padres en 1962, cuando tenía doce años. Después de algunos años, durante los que viajó por distintos países del mundo, comenzó a divulgar la información sobre el caso del médico cubano Óscar Biscet, quien se oponía al método del Rivanol para llevar a cabo los abortos en Cuba y quien fuera víctima de persecución por parte de las autoridades cubanas. Con intención de ayudar a Óscar Biscet, Laida Arcia fundó la Coalición de Mujeres Cubanoamericanas y se centró en la búsqueda de organizaciones que pudieran ayudar a Óscar, mientras que este se encontraba en las prisiones cubanas. Su trabajo para apoyar a los disidentes cubanos consistió en la documentación y la divulgación de informaciones sobre la persecución que sufrían por parte de las autoridades cubanas. Hoy en día se dedica a la pintura.