Ana Lázara Rodríguez

* 1938

  • "Cuando el avión aquel levantó vuelo y yo pude ver la isla de Cuba, sabía que la veía por última vez porque yo sabía que no tenía regreso porque incluso si Cuba se libera del comunismo, no es la Cuba que yo conocí. La gente no tiene los valores que tenían los cubanos antes. O sea, yo sé que nuestro sacrificio no es inútil. Sé que en el futuro cuando ya ninguno de nosotros esté vivo eso va a servir de cimiento para otras generaciones, pero las que están ya… No creo que haya nada que hacer porque están degradadas ya y las que no, están muriendo lentamente porque son lo único que ellos no pueden admitir: la limpieza, la honradez, los principios, el real patriotismo. Cuba va a ser algún día libre, pero yo no tengo regreso".

  • "Recuerdo una ocasión en que yo estaba discutiendo con una llavera con respecto a la Revolución y cuando vino el castigo, a la persona que estaba parada al lado mío —se llama Gladys, está viva, está ahí— la llavera llegó cínicamente y le dijo: 'Gladys, te quedaste sin visita'. Y ella dijo: '¿y por qué?' —'Por la discusión que tuviste el otro día cuando insultaste la Revolución'—. Gladys me miró y yo le dije: 'dile que fui yo'. Y ella se viró y le dijo 'bueno, dígale a mi familia que no tengo visita'. Viró la espalda y no dijo nada. Ese tipo de trabajo lo hacían ellos para tratar de crear divisiones entre nosotras. Yo hacía algo y castigaban a otra; otra hacía algo y me castigaban a mí, tratando de crear divisiones. Pero llegó un momento en que se dieron cuenta de que no había forma de romperlo y entonces decidieron hacer traslados. Nosotros sabíamos que esto nos iba a restar fuerzas y nos negamos al traslado. A aquellas que se negaron al traslado nos mandaron a las tapiadas, entre ellas yo. Allí estábamos sin agua. Siempre era un mes, dos meses, dependía... creo que fueron dos meses. Yo entrené una ranas porque no había inodoros, eran parecidos, pero eran de cemento y levantados por el piso, pero como no había agua las cucarachas salían del inodoro y cuando una cucaracha te toca saliendo de un inodoro ahí abajo de la fosa —porque es de la fosa— es horrendo. ¿Qué ocurre? Tienes que dormir en algún momento, duermes en el piso porque no tienes otro lugar donde dormir. Entonces, tú aprendes cómo se oye la reja cuando abren. Si estás sola entonces te quitas la pijama para que por lo menos no coja peste a sudor. Cuando oyes la reja te pones la pijama y te cubres para evitar que huela mucho. Me costaba trabajo dormir. Te entrenas, como tienes la cabeza puesta en el piso con nada más que una mano para que no esté contra el cemento, oyes muy fácilmente cuando abren la reja y te preparas. Pero las cucarachas aquellas me tenían... y como a mí me cuesta mucho ver en la oscuridad".

  • "Era gente (la que me interrogaba) analfabeta, sabría leer y escribir, pero ninguno era de nivel universitario, ninguno era ni siquiera de nivel bachillerato. Era gente que se había montado en el carro y ese es el tipo de gente que más usan ellos porque es el tipo de personas que ellos usan y después descartan. Así a través de la prisión yo recuerdo una ocasión —eso fue en la prisión de Guanabacoa, las condiciones eran infrahumanas— cogimos gases lacrimógenos, cogimos golpes, aquello fue una batalla. Yo recuerdo que querían hacer una requisa, nos negamos, tiraron gases lacrimógenos —en la Galera— entonces la gente se ponía paños en la cara, cogía el gas lacrimógeno y lo tiraba para fuera de nuevo. Hubo golpes, partiduras de cabeza y claro decidieron que al grupo de nosotras lo iban a llevar para la solitaria. Me hicieron una entrevista antes de bajarme a la solitaria. La solitaria es la celda tapiada sin luz, sin agua, nunca tienen agua. Lo que sí tienen es mucha cucaracha, el agujero donde se hacen las necesidades siempre tiene ratas que salen. Guanabacoa era un vivac convertido en prisión después. Un vivac es un tipo de prisión antigua que era temporaria, usted caía antes del juicio y lo tenían ahí en un vivac y después lo convirtieron en una prisión. Claro, era de la época española. Por lo tanto, era de cantería —piedras de cantería— que siempre es muy húmeda".

  • "Cuando yo me di cuenta de que la historia no se escribía como decían que se escribía... Voy a poner un ejemplo: cuando yo era niña, mi mamá me ponía a cuidar a mi abuelo. Mi abuelo fue veterano de la Guerra de Independencia de Cuba. Mi abuelo comenzó a luchar con catorce años y era de las tropas de Antonio Maceo. Mi abuelo me contaba la historia de cómo a él lo entrenaron. Él adoraba a Maceo, él lloraba y lloraba cuando me contaba la muerte de Antonio Maceo, pero yo era una niña. Entonces él me decía: 'A mi me dieron la orden de que si yo oía este sonido de trompeta, quería decir retirada y yo tenía que salir huyendo junto con la tropa; pero que si yo oía este otro sonido de trompeta, quería decir a combate y sí yo veía algún hombre tratando de huir del combate, mi labor era llevarle la cabeza, yo tenía que matarlo'. Mi abuelo todavía lloraba cuando recordaba. Yo entendí por qué las tropas de Maceo eran mucho más valientes que el resto de las tropas. Cuando yo llegué a la escuela y en la escuela me trataban de explicar la historia de Cuba, yo me daba cuenta de que yo sabía más de la historia de Cuba, realmente como se hizo y no como me la contaban. En la escuela me explicaban que las tropas de Maceo eran las más valientes, que logró hacer esto, que logró pasar el Zanjón, es decir, todas las batallas y toda la heroicidad de las tropas, pero yo era la única que sabía por qué las tropas preferían morir por el tiro del enemigo a morir por huir cobardemente de una batalla. Yo me sentía adulta al lado de la maestra. Nunca dije nada, pero sentía que yo me sabía mejor la historia de Cuba y las razones por las que una batalla no se pierde y las razones por las que una batalla se pierde. Eso yo lo aprendí en la infancia".

  • Full recordings
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    Miami, USA, 11.04.2019

    (audio)
    duration: 02:00:16
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    Miami, USA, 11.04.2019

    (audio)
    duration: 02:00:16
  • 3

    Miami, USA, 13.04.2019

    (audio)
    duration: 02:14:29
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    Miami, USA, 13.04.2019

    (audio)
    duration: 02:14:29
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El truco es que tienes que estar un paso adelante

Ana Lazara Rodríguez
Ana Lazara Rodríguez
photo: Post Bellum

Ana Lázara Rodríguez nació el 17 de abril de 1938 en una familia pobre. Su padre tenía problemas psicológicos, y es por eso que Ana no tiene buenos recuerdos de su infancia. Le gustaba pasar tiempo con su abuelo, un veterano de la Guerra de Independencia de Cuba, y escuchar sus historias. En la escuela sentía que conocía la historia de Cuba incluso mejor que los maestros. Ella simpatizaba con Batista e inmediatamente después de la Revolución comenzó a luchar contra ella. Ana estudió medicina y no temía involucrarse en las actividades de propaganda. En 1961 esto la llevó a ser arrestada siendo todavía una estudiante y fue liberada de la prisión en 1980. Durante ese tiempo nunca dejó de luchar (resistió la tortura, los castigos, protestó, desafió a los guardias, se burló de ellos y los ridiculizó para demostrar que estaban en el lado equivocado de la barricada). Estuvo en varias cárceles y los intentos de escape no le duraron mucho tiempo. No le tuvo miedo a las huelgas de hambre, aunque una vez casi le costó la vida. Cuando salió de Cuba en 1980 sabía que nunca volvería a la isla. Todavía cree y espera que Cuba algún día sea un país libre.