El comunismo destruye toda posibilidad de ilusión y eso es muy jodido
Carlos A. Aguilera nació en 1970 en La Habana. Creció con su madre en el barrio céntrico del Cerro. Era un chico común de una familia que no difería mucho en su comportamiento social y político del resto del país. Iba al Pionero y su mamá trabajaba como una contable. La vida de ellos en los años 70 fue marcada por una escasez que sofocaba a casi todos los cubanos. Los apagones constantes y la falta de dinero son cosas que recuerda de este período. Más tarde, cuando tenía unos 12 años, empezó a descubrir el mundo de la literatura. Desde entonces, su vida ha sido estrechamente vinculada a los libros. Sabía que iba a ser escritor. Con este deseo siempre presente en la mente paulatinamente llegó a participar en talleres literarios y conoció a personas con las que compartía su afición. Participaba en lecturas en las casas de escritores y junto con un par de amigos formó un grupo literario que después se convirtió en una de las voces de la literatura cubana más importantes, el Diáspora(s). El grupo publicaba una revista en la que reflexionaba sobre la relación de un intelectual y el Estado, sobre la política y la literatura. El carácter específico del grupo despertó la atención de las autoridades cubanas. A pesar de ello, Carlos logró publicar algunos libros con bastante éxito. En 2001 le fue ofrecida una beca artística por el PEN Club alemán. Sin embargo, al principio todo indicaba que debido a sus convicciones el Estado no le dejaría salir. Eso cambió después de la presión de la alcaldesa de la ciudad de Bonn que pretendía acogerle. También el propio PEN Club amenazaba con la difusión de la información sobre las prácticas del Estado en relación con los artistas. Así, Carlos pudo salir de Cuba. Desde entonces nunca regresó. Como autor ha tenido éxito, lo que le ayudó a obtener otras becas en varias ciudades de la Europa Central. Pasó Por Bonn, Gratz, Dresde, Frankfurt, Hannover. Finalmente llegó a Praga donde conoció a su actual esposa. Sus libros han sido traducidos a varios idiomas. Trabaja también en el proyecto InCubadora que apoya a una red de bibliotecas independientes en Cuba.