“Aquella primera entrevista fue fatal para mí, muy dura. Hubo golpes sobre la mesa. Sufrí una violencia tremenda porque me dijo: ‘¡Yo soy machista, y qué!’. Eran dos. Uno se puso detrás de mí, y otro delante, el Mayor, el que entrevistaba. Dicen que los de atrás son los más importantes, no lo sé. Al de adelante, llegó un momento en que yo le decía: ‘pero usted está equivocado, usted no se da cuenta de que la mujer cubana necesita liberarse, por ejemplo, de las cargas domésticas’, le decía cosas así por que estábamos hablando de esas cosas, le dije: ‘yo creo que usted no entiende lo que acabo de decir’, y parece que en ese momento lo saqué de sus cabales , dio un piñazo en la mesa y dijo: ‘¡Yo soy machista y qué!’ y yo pensé: ‘Este hombre me va a venir arriba’. Y sentí, con ese grito, todo el odio y toda la liberación de los que han sido formados en esa situación del represor, un represor que además de represor es un machista enorme”.
“[La revista] Alas Tensas estaba haciendo algo a lo cual ellos tenían miedo. Después, con el paso del tiempo, yo me he dado cuenta y me he preguntado por qué es atacado el feminismo en Cuba, por qué, si ellos dicen en su agenda que están luchando por la igualdad de la mujer, que toda la Revolución ha sido un ejemplo de mostrar y de empoderar a la mujer cubana, y de su autonomía, pero tú te das cuenta que a la larga, a pesar de que si que hay, pro supuesto, algunos logros, tu te das cuenta de que en los últimos tiempos, a partir de la crisis del 94, la discriminación de la mujer, la violencia de género en todos los sentidos, se ha incrementado. Es una problemática enorme y ha sido invisibilizada porque ellos consideraban que era un logro de la Revolución y realmente tú te das cuenta de que lo que se han acentuado son los problemas, se ha acentuado la discriminación, se ha acentuado la violencia, se han acentuado los feminicidios. Y cuando existe una publicación que es independiente, que no va a estar a favor de una institución, sino que es independiente, y que le está poniendo blanco y negro toda esa problemática, y que se está extendiendo a otros lugares porque está utilizando internet, que es la forma de comunicación; entonces ellos tuvieron mucho miedo con el surgimiento de la revista”.
“Con 5 años tuvimos que decir ‘Seremos como el Che’. Qué expresión más machista dentro de una formación; violencia psicológica, violencia diríamos infantil. Que obliguen a un niño o a una niña, que no sabe aún leer y escribir, a decir ‘Seremos como el Che’ cuando todo el mundo que conoce quién es el Che se percata de que no quiere ser como el Che, no quiere ser un machista, no quiere ser un guerrillero de ese tipo, no quiere ser una persona que piense de manera totalitaria, que no admita la diversidad. Eso no es lo que yo quiero ser, yo quiero ser otra, yo quiero ser Ileana, ¿por qué me estás obligando a decir con 5 años ‘Seremos como el Che’? Para mí esa es una de las grandes violencias que tiene el totalitarismo cubano, precisamente que te obligue a ser como alguien y no ser diferente, no ser tú. Un hombre que es misógino, que es homófobo, que todo el mundo conoce quien es, porque se ha descubierto quien es, aunque haya países y personas que aún estén equivocadas, todo el mundo sabe quién es el Che. Pues esa persona, nos obligaron a decir ‘Seremos como el Che’”.
“Una de las cosas que más me marcó en la escuela es que yo sufrí un bullying tremendo por ser religiosa. Digo bullying o diríamos represión, maltrato infantil… Recuerdo que había un expediente, y que una de las frases era ‘pórtate bien porque si no te marco el expediente’, que decían los profesores constantemente. ‘Sabes que si tienes una mancha en el expediente no puedes coger Universidad o coger vocacional’, en el caso mío, que era una de las alumnas más aventajadas. Un día me pararon en medio de la plazoleta y una profesora de quinto grado dijo: ‘lo sentimos mucho, pero Ileana es la única mancha que hay en la escuela; es la única niña que va a la iglesia católica’. Yo nunca dejé de ir a la Iglesia católica. Y en medio de todos los demás niños y los demás profesores, un viernes, que era cuando se hacían los actos políticos aquellos, me pararon para mostrarme a mí que era la única mancha que tenía la escuela Los Maristas -que se continúa llamando hasta hoy en día así a pesar de que le pusieron en nombre de un héroe-. Me pararon y fui abucheada por todos los niños. Tenía apenas 10 años”.
Yo no quiero ser el Che, yo quiero ser otra, yo quiero ser Ileana, ¿por qué me estáis obligando a decir, con 5 años, ‘Seremos como el Che’?
La escritora y poeta Ileana Álvarez González nació en la ciudad de Ciego de Ávila, en el centro de Cuba, en un barrio marginal conocido como “Chincha Coja”. Desde muy joven tuvo que acostumbrarse a convivir con la violencia y se refugió en la literatura, que se convertiría en su gran pasión. A pesar del acoso que sufrió en la escuela por practicar la religión católica y de la dureza del preuniversitario en el campo, consiguió ir a la Universidad y estudiar Filología Hispánica. Allí comprendió la falta de libertad de expresión y el rechazo a la diversidad en la educación universitaria cubana. Más adelante, en su trabajo como editora en la revista Videncia, se enfrentó a la censura. A pesar de todo, consiguió publicar a autoras cubanas invisibilizadas, algunas exiliadas. En 2016 fundó la primera revista feminista cubana, Alas Tensas, con el objetivo de denunciar la violencia machista y los feminicidios que se producen en Cuba. Sin embargo, dirigir este medio le supuso un fuerte acoso por parte de la Seguridad del Estado a ella misma y a sus dos hijos, lo que la llevó a exiliarse en Madrid en 2018. Actualmente continúa dirigiendo Alas Tensas desde Madrid y ha fundado, junto con su marido, el también escritor Francis Sánchez, la editorial Deslinde.