The following text is not a historical study. It is a retelling of the witness’s life story based on the memories recorded in the interview. The story was processed by external collaborators of the Memory of Nations. In some cases, the short biography draws on documents made available by the Security Forces Archives, State District Archives, National Archives, or other institutions. These are used merely to complement the witness’s testimony. The referenced pages of such files are saved in the Documents section.
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No tengo odios contra las personas que están negándonos nuestros derechos. Sencillamente yo lucho en contra de ellos, pero sin odio
nació el 6 de enero de 1939 en la ciudad de Holguín, República de Cuba
posterior al golpe de estado de Fulgencio Batista en 1952, toda su familia se mudó a Miami
en Miami en 1956 conoció a Fidel y Raúl Castro, quienes vinieron a formar el “Movimiento 26 de Julio” y planear la invasión a Cuba
a los 17 años participó en un entrenamiento militar en la República Dominicana, para después apoyar las intervenciones armadas de Fidel Castro en la isla
regresó a Cuba después de la Revolución Cubana de 1959, trabajó como policía turístico para el Gobierno Revolucionario, mientras estudiaba diplomacia en la Universidad de La Habana
cuando Fidel Castro dirigió el rumbo del país hacia el comunismo, se involucró en el movimiento guerrillero anticastrista
en 1961 fue aprehendido y sentenciado a 60 años en la cárcel, aunque le solicitaban la pena de muerte
en total vivió 16 años en diferentes presidios cubanos y campos laborales, hasta que en 1976 salió de prisión bajo la libertad condicional
cofundó un consejo de exprisioneros cubanos para negociar las condiciones de partida de la isla con el Gobierno venezolano y en febrero 1979 se reunió con su familia en Miami, donde reside hasta el día de hoy
en Miami estudió relaciones internacionales y un doctorado en derecho, es abogado
Česká verze příběhu následuje po španělské verzi:
“Luchaba a favor de la Revolución Cubana y, después luchando contra los que traicionaron la Revolución, la que yo y nuestros compañeros que murieron, defendimos. Nuestra Revolución fue traicionada por Fidel Castro”, insiste Pedro Fuentes Cid, quien vivió 16 años en diferentes presidios cubanos por defender la democracia en su patria.
Pedro Fuentes Cid nació el 6 de enero de 1939 en Holguín en la República de Cuba. Procede de una familia de clase alta, dueños de una granja de leche con ganado y de campos de caña de azúcar. Además de pertenecer a una familia con influencia económica, sus antepasados fueron guerreros reconocidos. Pedro desde niño escuchaba las historias de sus familiares combatiendo los nazis durante la Segunda Guerra Mundial o de su bisabuelo, quien luchó en la Guerra de Independencia cubana en España. “De Holguín vienen 14 generales de la Guerra de Independencia de Cuba. Caminando a la escuela pasaba por muchas casas que tenían placas que decían aquí nació fulano de tal, en otro lado nació otro general, fulano tal y tal y así”, rememora Pedro. La preparatoria estudió en Washington en una escuela jesuita, dado que uno de sus tíos era cónsul general en los EEUU. Cuando en 1952 llegó al poder en Cuba Fulgencio Batista[1] con un golpe de estado, la familia de Pedro decidió permanecer en los EEUU y se mudaron todos a Miami. “Ese golpe significó la catástrofe histórica más grande que sufrió el pueblo de Cuba, porque eso dio la oportunidad a Fidel Castro para llegar al poder”, lamenta.
En Miami Pedro conoció a los exiliados cubanos, menciona que conoció una inmensa cantidad de personas contrarias al gobierno de Batista. Cuando en 1956 llegó de Cuba a Miami un grupo de liberados de las cárceles batistas, entre ellos Fidel y Raúl Castro, para formar el “Movimiento 26 de Julio”[2], sus caminos se cruzaron. ”Me invitaron a conocer a Fidel Castro…Era un apartamento de una sola habitación y Fidel se puso a hacer café en una cafetera italiana. Él empezó a hablar, y cómo le pasaba a Fidel Castro, cuándo empezaba a hablar, no podía parrar. Entonces habló, habló, habló, el café percoló y después empezó a hervir…el café preso hervido sabe muy mal. Pero cuando él le preguntó ahí a la gente: ‘¿Señores qué les pareció el café’? ‘Muy bueno doctor, qué bueno le quedó ese café doctor, muy bueno, muy bueno’. Yo me quedé callado. Entonces me preguntó a mí: ‘¿Estudiante cómo estaba el café ese’? Y yo le dije, bueno, la verdad que bastante malo. Se viró a la gente que estaba ahí y dijo ‘Miran, este es el único hombre sincero que hay aquí’”, describe el encuentro con el líder de la Revolución Cubana. Castro lo invitó a Pedro para participar en la operación de la Yate Granma, no obstante, por ser el menor de edad, no pudo intervenir. Dónde sí participó, fue en un entrenamiento militar en la República Dominicana en el año 1957. No obstante, el campamento que tenía como el objetivo formar soldados para invadir a Cuba, fue disuelto por el presidente de la República Dominicana Rafael Trujillo, quien frenó las actividades cubanas en su país a causa de la presión del dictador Fulgencio Batista. Los entrenados escaparon para salvar sus vidas – Pedro salió del país gracias a su padre, quien lo extrajo por Puerto Rico a Miami. Finalmente, Pedro regresó a Cuba después de la victoria de la Revolución Cubana en 1959[3], trabajando como policía del turismo para el Gobierno Revolucionario, porque hablaba francés e inglés, mientras estudiaba la carrera de diplomacia en la Universidad de La Habana. En breve le solicitaron formar y dirigir el “consulado piloto”, dónde entrenaban a los nuevos representantes del estado cubano para sustituir en el extranjero a los diplomáticos batistas.
El rumbo del Gobierno Revolucionario de Fidel Castro cambiaba cada vez más bajo el influjo de los cuadros comunistas. “El 99 % de nosotros que luchábamos contra Batista no teníamos nada que ver con los comunistas, ni simpatizábamos con ellos, empezamos a ver esto con un poco de suspicacia. Nunca confié en Fidel, nunca me caía bien. Cuando lo conocí, la impresión que él me dio a mí era que, no era un ser humano”, enfatiza Pedro y agrega: “Empezamos a ver que Fidel nos estaba traicionando, la Revolución tomó un rumbo totalmente distinto que el por el cual habíamos luchado”. Alarmantes eran los encarcelamientos de los colaboradores de Fidel, entre ellos por ejemplo Huber Matos, su exjefe militar, quien fue condenado a 20 años de privación de la libertad. Pedro se incorporó a la unión “Acción Armada Auténtica [Triple A]”: “Empezamos a buscar armas y crear las condiciones para una guerra de guerrilla en distintos puntos en Cuba. Formamos frentes dentro de la provincia del Oriente. En La Habana creamos un hospital para los heridos. Activamente luchamos para derrocar al régimen de Fidel Castro”, relata sobre su compromiso, hasta que en 1961 cayó preso con su amigo Alfredo Sánchez Echeverría[4], cuando los sorprendieron los agentes estatales durante una operación de traslado de armas. “Quisimos meternos a la Embajada de Argentina, pero nos perseguían en carros, empecé a tirar el tiro, empezaron a tirar el tiro a mí. Debo decir, al carro le hicieron 140 y pico de impactos de bala. Tuve la mano de Dios arriba de mi cabeza, yo sentí las balas que me rocían la piel. El carro nuestro chocó con el muro de malecón, me desmayé. Cuando desperté, nos tenían acostados apuntándonos con las pistolas”, narra la detención.
Los interrogaron en varias ocasiones: “No nos creían nada, después de una interrogación nos gritaron: ‘¡Los vamos a mandar a La Cabaña y fusilar’! Dentro de un año que esperamos el juicio fusilaron al lado mío más que 200 personas”, recuerda Pedro. Finalmente los condenaron a 30 años en prisión y 30 años consecutivos sin derechos civiles, esta segunda parte de su condena todavía no ha acabado. “Honestamente, cuando me dijeron que me pedían 60 años, ustedes se pueden imaginar el alivio que sentí. Nunca esperé salir. ¡De la cárcel se sale, pero de la tumba no! Eso me ayudó a sobrellevar la prisión”, cuenta, con la creencia de que algunas personas del alto mando intervinieron para no fusilarlo. Lo enviaron a la Isla de los Pinos, donde en el espacio para 700 prisioneros había más que un mil, la mayoría de ellos dormía en el piso, incluyendo a Pedro. En la prisión existía la posibilidad de “reeducación” – un sistema de leer los discursos de Fidel Castro, luego trabajar en la granja, visitar la casa y por fin obtener la libertad. Sin embargo, Pedro admite que, más del 90 % de los presos rechazaron ese plan: “Entonces se ocurrió al Gobierno someternos a trabajos forzados, a trabajar en distintas áreas, como parte del ‘Plan Especial Camilo Cienfuegos’[5]. Me mandaron a romper las piedras, con una mandarria de 30 libras que casi se me cayó de las manos, desde mi detención bajé 14 kilogramos. La piedra era mucho más grande que yo. Un compañero me dijo ‘Mira, te voy a enseñar, coges y limpias la piedra, buscas la veta – la línea que corre por la piedra. Cuando la descubras, le das con la mandarria y la piedra se rompe’”, narra. En otras ocasiones los prisioneros eran obligados a trabajar en los campos agrícolas, lo que Pedro Fuentes recuerda así: “Trabajamos horas excesivas recogiendo cítricos, después de tal dicho desayuno, que era agua cálida con sabor de café y un pedazo de pan, en ropa y zapatos rompiéndose y rodeados por soldados con fusiles rusos. Los soldados decidieron a empezar a matar a los presos, le tiraban a uno de nosotros que no habíamos aceptado el plan de reeducación, para matarlo y, nosotros no podíamos ayudarlo. Quién se paraba a ayudarle, lo tiraban también. Mucha gente murió”. Incentivados por las desesperantes condiciones, los presos consiguieron más de 40 machetes y se rebelaron: “Ya no vamos a trabajar más, sabemos que van a mandar la guarnición para que nos maten, pero nosotros vamos a matar a todos los guardias que podamos. Ya, no vamos a trabajar más, díganlo a los jefes de ustedes”, describe las circunstancias del fin del plan de trabajos forzosos. Los guardias no los atacaron, en lugar de eso los trasladaron a diferentes prisiones, Pedro fue trasladado al campo laboral Sandino 3 en la Guanahacabibes península y después a La Cabaña en La Habana.
En 1976 Pedro Fuentes Cid salió de la cárcel bajo la libertad condicional, después de 16 años. “No pude creer que era realidad”, agradece Pedro Fuentes Cid, sin embargo, tuvo que esperar dos años más para poder salir del país y, tres más para reunirse con su familia. ”Éramos como 20 mil expresos políticos deseando salir de la isla, pero los EEUU únicamente daban 1,000 visas al año”, explica las dificultades que se atravesaron en su camino para salir de la isla. Para acelerar el proceso de la salida, Pedro cofundó un consejo de expresos para llevar a cabo las negaciones con la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Cuba y finalmente logró emigrar, se fue por México hacia Venezuela. “Se me salieron las lágrimas, en el camino hasta el aeropuerto, sabía que iba a pasar mucho tiempo sin poder ver a mi patria”, rememora. En febrero 1979 por fin llegó a Miami y se pudo reencontrar con su familia, después de casi 20 años. “Ellos habían vivido experiencias totalmente diferentes que las mías, íbamos a tener que conocernos de nuevo, yo era un completo extraño para mi hijo. Tuve que empezar una vida nueva”, explica. Su hermano Leopoldo era abogado y le aconsejó estudiar, para olvidar todos esos horrendos recuerdos. Pedro se graduó con honores de una maestría en relaciones internacionales y un doctorado de derecho, posterior a ello realizó el examen de la Barra de los Abogados del Estado de Florida. Hasta el día de hoy se desempeña como abogado. “Llevo 29 años ejerciendo leyes aquí. Durante todo ese tiempo nunca he dejado de luchar por lo mismo que estuve luchando en Cuba, por la libertad de mi patria y por la democratización de mi patria y lo seguiré haciendo mientras viva”, y con esta determinación concluye Pedro Fuentes Cid su testimonio.
[1] Fulgencio Batista Zaldívar (1901 - 1973) fue un militar y dictador cubano. Fue el presidente constitucional de Cuba de 1940 a 1944 y dictador de facto de 1952 a 1959, año en que fue derrocado durante la Revolución Cubana. Más información aquí: https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20191007/47816271170/cuba-el-cortijo-de-batista.html
[2] “Movimiento 26 de Julio” [M-26-7] fue una organización política y militar cubana creada en 1953 por un grupo de revolucionarios dirigidos por Fidel Castro. Fue la organización más importante entre las que participaron de la Revolución Cubana. Más información: https://web.archive.org/web/20070928075348/http://www.bnjm.cu/librinsula/2005/julio/81/documentos/documento287.htm
[3] La Revolución Cubana surgió en los años cincuenta y significó derrota del Gobierno de Fulgencio Batista y comienzo del Gobierno comunista de Fidel Castro el 1 de enero 1959. Más información aquí: https://mihistoriauniversal.com/edad-contemporanea/revolucion-cubana/
[4] El testimonio de Alfredo Sánchez Echeverría puede encontrar en el archivo de Memory of Nations: https://www.pametnaroda.cz/es/sanchez-echeverria-alfredo-1936
[5] Para más información sobre el “Plan Especial Camilo Cienfuegos” véase: https://www.radiotelevisionmarti.com/a/plan-especial-camilo-cienfuegos-un-nombre-para-el-trabajo-forzado-en-cuba/35609.html
Česká verze:
Rok strávil tehdy dvaadvacetiletý Pedro Fuentes Cid čekáním na soud ve vazbě v pevnosti La Cabaňa, kde bylo za tu dobu popraveno kolem dvou set lidí. „Soudy probíhaly v kapli blízko naší cely. Pak je odváděli na popraviště. Slyšeli jsme tam všechno. Nedovedl jsem si představit, že bych mohl popravě uniknout. Když mě odsoudili na šedesát let, byl jsem šťastný, protože z vězení se dá odejít, z hrobu ne,“ vzpomíná. O život mu během následujících téměř šestnácti let strávených v kubánských věznicích a táborech šlo ještě mnohokrát.
Pedro Fuentes Cid se narodil do bohaté rodiny ve městě Holguín v již bývalé provincii Oriente na východě Kuby. Kromě velkých pozemků, statků a plantáže na cukrovou třtinu má jeho rodina tradici bojovníků. Odmalička poslouchal příběhy o příbuzných, kteří bojovali proti nacistům. A pradědeček z matčiny strany byl veteránem války za nezávislost na Španělsku a předsedou Centra veteránů v Holguínu.
„Vyprávěl mi příhody z války za nezávislost, učil mě o zbraních a říkával, že mě naučí, jak být generál,“ vypráví Pedro Fuentes Cid. Bratranec jeho dědečka Calixta García Iňiguez byl zase významným generálem ve válce za nezávislost Kuby. „Z Holguínu pocházelo celkem čtrnáct generálů války za nezávislost. Cestou do školy jsem míjel mnoho domů, na kterých byla na dveřích deska, že se zde narodil ten a ten generál,“ dodává pamětník.
Na základní škole se výborně učil, a tak ho otec poslal na studia ve Washingtonu. Rodina tam měla příbuzného, který byl generálním konzulem. Během ročního studia na jezuitské škole Georgetown Prep se naučil dobře anglicky. Do té doby mluvil jen španělsky. Střední školu absolvoval v Miami, kam se jeho rodina přestěhovala. Souviselo to se státním převratem, kterým Fulgencio Batista v březnu 1952 svrhl prezidenta Carlose Pría Socarráse a převzal na Kubě moc.
„Napadnul ústavu a mandát prezidenta. Byla to největší katastrofa v dějinách Kuby, protože to vytvořilo podmínky pro to, aby se k moci dostal Fidel Castro,“ říká Pedro Fuentes Cid, který se jako sotva sedmnáctiletý zapojil do odboje proti Batistovi. S exulanty a odbojáři se seznámil v Miami. Tam se také poprvé setkal i s Fidelem Castrem a jeho bratrem Raúlem, kteří v USA formovali Hnutí 26. července.
„Jeden z Castrových přívrženců mě a dalších pět lidí pozval, abychom se s ním seznámili. Třicetiletý Fidel nás přijal v obýváku jedné garsonky. Uvařil nám kávu, kterou připálil, a ptal se, jak nám chutná. Ostatní ji chválili, ale já řekl, že je dost hrozná. Fidel prohlásil, že jsem jediný upřímný člověk, který tady je. Od začátku mi ale nebyl sympatický. Měl jsem pocit, že v něm není kousek lidskosti,“ vypráví pamětník.
Bylo to v roce 1956. Castro tehdy chystal plavbu z Mexika na jachtě Granma, která měla na Kubu dopravit povstalce se zbraněmi. Akce však skončila nezdarem mimo jiné kvůli špatnému počasí a mnoho povstalců bylo zabito. Zachránila se jen malá skupina s bratry Castrovými, kteří utekli do hor. „Chtěl jsem jet tehdy do Mexika s nimi, ale nechtěl mě vzít kvůli mému věku,“ vzpomíná Pedro Fuentes Cid.
Místo toho odjel z Miami prostřednictvím odbojové skupiny Auténticos na výcvik gerilového způsobu boje do Dominikánské republiky. „Odvezli nás na bývalou základnu dominikánského dělostřelectva. Cvičili jsme střelbu z pušky, kulometu, pistole a moždíře. Byl to výborný výcvik a měla to být příprava pro naši invazi na Kubu,“ říká Pedro Fuentes Cid.
Z plánu ale nakonec sešlo. Tehdejší vládce Dominikánské republiky Ciudad Trujillo se pod tlakem Batistovy vlády rozhodl výcvikovou základnu rozpustit. „Věděli jsme, že existuje nebezpečí, že náš všechny odstraní. Dostal mne odtamtud můj otec, který získal povolení přicestovat do Dominikánské republiky a vzít mne s sebou do Miami,“ vzpomíná.
Na Kubu se pamětník vrátil krátce po vítězství kubánské revoluce v čele s Fidelem Castrem v roce 1959, kdy byla sestavena nová revoluční vláda. Pamětník pro ni zpočátku pracoval. Působil v útvaru ministerstva vnitra – turistická policie. Zároveň studoval na havanské univerzitě diplomatické a konzulární právo. Později školil lidi, kteří měli na konzulátech nahradit přívržence Batistova režimu.
S novým režimem ale začal být Pedro Fuentes Cid brzy nespokojený. Nelíbilo se mu spojení Fidela Castra s komunisty. „Devadesát devět procent z nás, kteří bojovali proti Batistově diktatuře, jsme neměli s komunisty nic společného. Nelíbilo se nám znárodňování firem, průmyslu, odebírání půdy. A taky to, když Fidel začal prohlašovat, že volby nejsou k ničemu. Špatným signálem bylo také odstoupení jednoho z vůdců revoluce Hubera Matose. Fidel zradil naši revoluci,“ uvádí pamětník. Matos, který byl kdysi Castrovým spolubojovníkem, dostal dvacet let vězení. Batistova diktatura byla podle Pedra Fuentese Cida mnohem vlídnější než ta Castrova.
Zapojil se do odboje proti Castrově vládě. Přidružil se ke skupině Aureliana Sáncheze Aranga „Triple A“. „Začali jsme shánět zbraně, plánovali jsme gerilovou válku na několika různých místech na Kubě a v jednom domě poblíž Havany jsme zřídili nemocnici pro raněné,“ líčí.
Když s kamarádem Alfredem Sánchezem na Velikonoce v roce 1961 odvážel zbraně ukryté v jednom domě ve staré Havaně, překvapili je vládní ozbrojenci, kteří je chtěli zadržet. Strhla se honička a velká přestřelka, při které pamětník vystřílel několik zásobníků. „Na autě jsme měli přes 140 zásahů z pistolí. Musel jsem být tehdy pod Boží ochranou. Kulky kolem mne jen svištěly. Pak nám prostřelili pneumatiku, naše auto narazilo do zídky, uhodil jsem se do hlavy a ztratil vědomí. Když jsem se probral, mířili na nás pistolemi,“ vzpomíná Pedro Fuentes Cid.
Za protivládní činnost je vládní policie zadržela a odvezla do pevnosti La Cabaňa. „Když jsme tam přijeli, zastavili u příkopu a řekli, že nás tam popraví.“ Nakonec čekali na soud rok. Mezitím poslouchali z vazby popravy mnoha lidí. Pamětník odhaduje, že během té doby tam popravili asi dvě stě osob.
„Původně pro nás prokuratura žádala trest smrti, ale nakonec nás odsoudili na třicet let vězení a třicet let odnětí občanských práv. Druhá část mého trestu ještě nevypršela. Pro mě to ale tehdy byla obrovská úleva, protože jsem nedoufal, že bych se mohl popravišti vyhnout. Nevím, jestli pomohly nějaké přímluvy vlivných lidí, ale neznám případ, že by někdo, kdo střílel na vládní policii, vyvázl živý,“ říká Pedro Fuentes Cid.
První vězení, které poznal, bylo na ostrově Isla de Pinos. „Všichni tam byli političtí vězni. V naší budově, která měla kapacitu tak šest set sedm set lidí, nás bylo přes tisíc. Spali jsme zpočátku na podlaze,“ vypráví.
Během uvěznění zažil několik převýchovných programů. První měl spočívat v napravení smýšlení lidí prostřednictvím četby Fidelových projevů, což podle pamětníka nemělo úspěch, přestože tito vězni měli naději, že budou dříve propuštěni.
Poté musel spolu s dalšími odsouzenými pracovat v kamenolomu poblíž věznice. „První den mi dali asi třicetilibrové kladivo. Skoro jsem ho neudržel, od svého zadržení jsem totiž zhubnul čtrnáct kilogramů. Poslali mě lámat kámen, který byl mnohem větší než já. Jeden vězeň mi ukázal, že musím kámen očistit a najít spáru, do které udeřím kladivem, a kámen se rozpadne. Tak jsem se to naučil,“ popisuje Pedro Fuentes Cid.
Jindy sbírali citrusy. „Po takzvané snídani, což byla teplá voda s příchutí kávy a malý kousek chleba, nás nutili pracovat až deset hodin na přímém slunci, naše oblečení a boty se rozpadaly. Pak nás vozili na pole s batáty, kde jsme udržovali brázdy. Skoro každý den dozorci někoho bezdůvodně postřelili a my jsme mu nemohli pomoct. Zemřelo tam mnoho lidí,“ líčí.
Nakonec proběhla ve věznici úspěšná vzpoura. Skupina odsouzených sehnala asi čtyřicet mačet a propašovala je do věznice. „Říkali, že už pracovat nebudou, že raději zemřou, a nabídli mi také mačetu. Postavili jsme se dozorcům, mohlo nás být tak šedesát. Jeden ze vzbouřenců řekl, že už nebudeme pracovat, ať si pošlou pro posádku, ale že předtím zabijeme všechny, co budeme moci,“ popisuje Pedro Fuentes Cid.
Všechny následně překvapilo, že je dozorci nechali být a nepřijeli ani vojáci. Místo toho je začali převážet do jiných věznic. Pedra Fuentese Cida odvezli do tábora Sandino 3 na poloostrově Guanahacabibes a pak opět do pevnosti La Cabaňa. Po vyhlášení amnestie v roce 1976 byl podmínečně propuštěn.
„Nemohl jsem uvěřit, že je to pravda,“ vzpomíná. Jeho rodina včetně syna, kterého neviděl patnáct let, byla v Miami. Chtěl Kubu opustit, ale trvalo další dva roky, než dostal povolení. „Bylo nás takových dvacet tisíc politických vězňů, kteří čekali na vycestování. Založili jsme komisi, která jednala o možnosti dostat se do USA přes Venezuelu. Začali jsme jednat s venezuelskou ambasádou. Když jsem nakonec stál na letišti v Havaně, vyhrkly mi slzy, protože mi bylo jasné, že svou vlast dlouho neuvidím.“
V únoru 1979 se téměř po dvaceti letech setkal v Miami se svou rodinou. „Musel jsem začít nový život. Velmi mi pomohl můj bratr právník. Poradil mi, ať začnu studovat, že když se budu učit nové věci, staré vzpomínky budou odcházet. Přesvědčil mě,“ říká Pedro Fuentes Cid.
Nejprve vystudoval v Miami magisterské studium mezinárodních vztahů a poté se přihlásil na právnickou fakultu. Na několika školách neuspěl, ale nakonec byl přijat a stal se advokátem. „Dnes je to nějakých devětadvacet let, co pracuji jako advokát. Během těch let jsem nikdy nepřestal bojovat za to samé, za co jsem bojoval Kubě. Za svobodu své vlasti,“ říká Pedro Fuentes Cid.
© Všechna práva vycházejí z práv projektu: Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation
Witness story in project Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation (Petra Sasinová)