“El que crea, desde el exilio, que se puede saltar una opción política que tenga la legitimidad, que esté hecha desde aquí dentro (de Cuba), está condenado a fracasar, y cargará en esa responsabilidad, con haber sido responsable de no haber apoyado que se firme aquí dentro un remplazo al castrismo desde lo político, lo económico, desde todos los puntos de vista”.
“Nosotros lo que hacíamos era gritar: ‘Viva la libertad’, ‘Abajo el castrismo’, ‘Vivan los Derechos Humanos’, ‘Cese a la represión’, ese tipo de cosas, cargaban con nosotros, hubo forcejeos, hubo brazos partidos, hubo rasponazos, es decir, quemaduras por fricción, hematomas, golpes, escupitajos, muchas ofensas. Después venían con unas congas tipo carnavalescas con una actitud siempre soez, media sibilina, lasciva, muy asquerosa, la verdad. A veces me tocaba una patrulla, a veces me tocaba una guagüita (autobús) de las que llaman ‘güasabitas’, que cabrán dentro un promedio de 8, 10 personas, nos lanzaban allá dentro. A las mujeres les ponían una guagua únicamente para ellas. Las mujeres iban hacia Tarará, un centro que tomaron como de detención momentáneo, a los hombres nos llevaban a otro centro de detenidos llamado Vivac. Allí, antes de llegar, muchas veces estábamos un aproximado de una hora, hora y tanto, dos horas debajo del sol en esos carros, que era sencillamente estar dentro de un horno, para secarnos el sudor estando esposados detrás teníamos que secarnos en el hombro o en la espalda del detenido que tuviéramos al lado. Luego pasábamos por unos interrogatorios que también eran una sesión de amenazas permanentes, y a veces te liberaban ese día en la noche, a veces te montaban en un carro y te soltaban lejísimo, en un lugar que no conocías y sin dinero arriba, y tenías que regresar como pudieras”.
“La responsabilidad de lo que tenemos hoy no es solo del castrismo, si tú apuntas bien también tiene un poco que ver con nuestros padres, que, de alguna manera nos enseñaban que había que ser hipócrita si uno quería sobrevivir acá. Y entre la desinformación en lo político, de que todavía muchísimos cubanos no saben todavía quién fue el Che Guevara y su estela de asesinatos y de frases desastrosas, y de hipocresías y de crueldades, también, nuestros padres sabían lo que le esperaba a cualquiera que fuera crítico, y, sencillamente, nos ponían vendas en los ojos. Y tú dices, ahí hay una crisis moral, que estaba forrada como una decencia, pero que no tenía nada que ver con la verdad”.
“Cuando se dice una frase como: ‘Abandonarlos es un crimen’, se está diciendo que, además del régimen, hay otros enemigos que, desde la complicidad, el silencio, la indolencia, la comodidad… también están haciendo daño”.
“Tenemos el caso de Ernesto Borges Pérez, un prisionero de conciencia que ya tiene 23 años encarcelado. Él está bajo una acusación, una causa, una sanción de tentativa de espionaje, no llegó a espiar. Él era un capitán de la contrainteligencia, estudió en la Unión Soviética, cuando regresó, después de la Caída y todo… ellos sabían que esto no funcionaba, que eran unos sistemas fallidos, crueles y demás, y él intentó hacerles llegar a unos funcionarios norteamericanos, una información relacionada con 26 espías del castrismo que estaban listos para enviar a territorio norteamericano y hacer esa labor. Él fue detectado, primero se le pedía pena de muerte, después ya se podrán imaginar ese primer golpe para la familia, luego se le hizo un juicio militar, quedó en 30 años, de esos 30 años, por las cuestiones del reglamento jurídico de ese tipo de juicio militar en particular debía cumplir un tercio de la condena, 10 años, ya hoy tiene 23. Se dice que es un caso especial de Raúl Castro y de su hijo, Alejandro Castro Espín”.
“El proyecto Presos de Castro, que se configuró desde Estado de Sats surge aproximadamente ya casi hace dos años atrás. Y se configuró, básicamente, primero porque teníamos contacto con familiares de presos que conocíamos desde que habíamos estado en Todos marchamos, que era, a su vez, un proyecto de salir a la calle a marchar todos los domingos durante un año y tanto, fueron 64, 65 domingos, un proyecto en el que Sats participó. Nos fuimos enterando de presos que tenían 20 años y más de 20 años en las cárceles cubanas y que, sencillamente, estaban en el olvido. Y a partir de esa premisa democrática, cristiana y católica de que no se deja a nadie detrás, abandonado, si no, también, uno entra en una especie de criminalidad, pues, sencillamente, nos dimos a la tarea de que, si no se visibilizaba a esas personas, pues ya, de alguna manera, nos estábamos dando un autogolpe en el propio discurso de estar hablando de justicia y de que haya un compromiso con ellos”.
Si los presos políticos en Cuba están abandonados, cómo podemos vender el discurso de que podemos vencer a la tiranía
Claudio Fuentes Madan nace en La Habana, Cuba, en el municipio del Vedado, el día 29 de enero de 1975. Proviene de una familia acomodada y bien estructurada. En 1996 se graduó del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona en la especialidad de Biología, y, posteriormente, de la Academia de Artes Plásticas San Alejandro. Gradualmente y de manera empírica se estuvo formando también en el ámbito fotográfico. Más tarde se desempeñó como profesor de Biología en el barrio de «El Fanguito» y, en la Academia Blogger, junto a Yoani Sánchez y Reinaldo Escobar, como profesor de Fotografía. Entra en la oposición después de conocer a Gorki, cantante del grupo Porno para Ricardo, al que se llevaron preso en 2008, lo que provocó el interés de los medios independientes y de opositores al sistema con los cuales se fue relacionando poco a poco. Se incorporó después como activista a “Estado de Sats”, creó el proyecto “Los presos de Castro” y participó de la iniciativa “Todos marchamos”. Realiza un programa de radio cada martes, donde se actualiza la situación presente sobre los presos políticos en Cuba.