The following text is not a historical study. It is a retelling of the witness’s life story based on the memories recorded in the interview. The story was processed by external collaborators of the Memory of Nations. In some cases, the short biography draws on documents made available by the Security Forces Archives, State District Archives, National Archives, or other institutions. These are used merely to complement the witness’s testimony. The referenced pages of such files are saved in the Documents section.
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No hay lugar en La Habana donde no me haya manifestado
nacido el 13 de noviembre de 1968 en Banes
de joven jugaba al fútbol
a los 26 años se mudó a La Habana
a los 42 años se juntó con un movimiento de derechos humanos
en mayo 2014 fue recluido sin juicio en la prisión de Valle Grande
salió de la prisión el 8 de enero de 2015, como parte de los 53 presos políticos puestos en libertad a base del acuerdo entre EEUU y Cuba
unos meses más tarde volvió a la prisión, ahora condenado a tres años, por organizar manifestaciones públicas
en las cárceles experimentó numerosas golpizas y maltrato
hoy en día es vicepresidente del Movimiento Opositores por una Nueva República (MONR)
reside en La Habana
“No hay lugar en La Habana donde no me haya manifestado,” dice Mario Alberto Hernández Leyva, disidente cubano que ha recibido numerosas golpizas durante sus varias estadías en las prisiones cubanas. ¿La razón? Desorden público, resistencia… Palabras que pretenden cubrir que es un preso político, de los cuales, en Cuba, según el régimen, oficialmente no hay.[1]
Mario Alberto nació en Banes en una familia de clase media, pero a los 26 años se mudó a La Habana y como dice, “le gustó y se quedó”. La vida iba pasando y cuando cumplió 42 años, conoció a un joven que le dijo: “¿Quiere pertenecer a un movimiento de derechos humanos?” Y Mario Alberto quiso. De hecho, sigue siendo el mismo movimiento al cual pertenece hasta hoy en día. “Aquí estoy y aquí estaré para siempre, porque el pueblo de Cuba se merece un gobierno que apoye al pueblo, no que reprima al pueblo,” dice Mario Alberto hoy en día. Como iba conociendo la situación de derechos humanos en Cuba, empezó a sentir emoción por “los hombres valientes cubanos que se enfrentaban al sistema”. Conoció a José Díaz Silva quien pronto se convirtió en su gran mentor dentro y fuera del Movimiento Opositores por una Nueva República, cuyo vicepresidente es Mario Alberto hoy en día. Mario Alberto describe su relación con ternura: “José Díaz Silva me ha enseñado valores, y me ha enseñado a ser sincero, no sólo con otros, sino también conmigo mismo”.
Mario Alberto pronto encontró también la manera de lucha que le apasionaba – la protesta y manifestación. Y en 2015, después de una de numerosas protestas, fue llevado a la prisión: “Y entonces nos llevaron a prisión. Y allí, nos pedían dos años y medio de prisión. Y entonces vino la conversación entre los Estados Unidos y Cuba, como quiso Obama, de los presos políticos. Y allí estuve siete meses en la prisión, donde se me dio varias golpizas, porque yo me manifestaba en las prisiones y yo era muy desobediente en la prisión. Me acuerdo que yo era la persona más protestante en esa prisión. La persona a la que los guardias le tenían más odio y rencor. Yo vivía metido en la celda cada rato, porque yo me manifestaba. Cuando a los presos les tocaba el teléfono, y no se lo daban, yo me manifestaba, y los presos me decían: ‘Mario, hazlo por nosotros’ y yo me manifestaba. Cada cinco, seis días, estaba en problemas en la prisión.” Mario Alberto experimentó un sinfín de golpizas y castigos en la prisión. Recuerda horas y horas parado y esposado.[2] Una vez incluso estuvo cuatro meses preso solo en una celda, prácticamente sin posibilidad de caminar, por lo cual, al salir, le tenían que inyectar vitaminas para que se recuperara.
Sin embargo, las golpizas no llegaban sólo en la prisión, sino también cuando supuestamente andaba libre. Recuerda la mayor de las golpizas que le han dado, unos 15 policías. “Me decían: ‘Mario, si no dices ‘viva Fidel’, te vamos a matar.’ Yo dije: ‘Bueno, mátame, pero yo no voy a decir viva Fidel.’ Y empezaron a darme patadas los 15 policías.”
Aparte de protestas, Mario Alberto realizó varias huelgas de hambre: “Yo hice un movimiento de derechos humanos dentro de la prisión, donde convoqué una huelga de hambre. En esa prisión había diez presos políticos que hacía unos meses estaban en prisión ya. Pero los conocí a otros en la prisión, e hice un movimiento de derechos humanos con esos diez presos políticos más treinta presos comunes. (…) Les di entonces unos papeles a todo el mundo que íbamos a hacer una huelga de hambre 48 horas. Era antes de llegar el presidente americano Barack Obama. E íbamos a estar 48 horas, no por la llegada del presidente americano, sino por la libertad de todos los presos políticos.”
En otra ocasión, se enfrentó, una vez más en la prisión, con el hecho de que en Cuba oficialmente no hay presos políticos: “Llegué a la cárcel provincial Holguín, fue por la noche. Allí me recibió la jefa de la prisión y me dijo que yo no era un preso político. Le dije: ‘Yo sí soy un preso político militar.’ Me dijo: ‘¡Cállate!’ Nono, yo no me voy a callar. Yo estoy diciéndote que yo sí soy un preso político. Yo vine aquí por decir la verdad. Estoy aquí por decir la verdad en prisión. Yo fui liberado con el acuerdo sobre los presos políticos entre los Estados Unidos y Cuba. A mí se me liberó a la una de la tarde. Yo y 52 hermanos míos de lucha. Yo sí soy preso político. Y yo estoy aquí no por una causa común, yo estoy aquí por decir la verdad en la prisión.”
A pesar de todo lo malo que le ha pasado por lo convencido que está por su lucha por el pueblo cubano, toda la violencia que vivió, todas esas semanas y meses en la prisión, cuando se le pregunta por qué no se ha rendido, tiene una respuesta a flor de piel: “Hay algo que me hace sobreponerme y se lo voy a decir. Creo que en el alma mía existe algo donde sé que mi lucha no es una lucha por qué yo la necesite, sino que la necesita todo el pueblo de Cuba. Es una lucha contra un sistema, contra un régimen, que lo que hace es abusar de los ciudadanos. Y creo que es una lucha justa. Creo que… No creo, sino que estoy seguro de que no estoy haciendo algo porque yo quiera hacer. Estoy haciendo algo porque yo quiero hacer, pero a la vez, la necesita todo el mundo, todo el pueblo cubano. No, no, ¿rendirme? Yo no me voy a rendir.”
[1] Según los rechazos de reclamos de respeto a libertades y derechos humanos, ocurrido en mayo de 2018 en Ginebra, véase: http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1526492140_39375.html
[2] Aparte de la entrevista para Memory of Nations, Mario Alberto narra sobre las prácticas violentas por ejemplo en la siguiente entrevista: http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1528278098_39465.html
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Witness story in project Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation (Eva Kubátová)