The following text is not a historical study. It is a retelling of the witness’s life story based on the memories recorded in the interview. The story was processed by external collaborators of the Memory of Nations. In some cases, the short biography draws on documents made available by the Security Forces Archives, State District Archives, National Archives, or other institutions. These are used merely to complement the witness’s testimony. The referenced pages of such files are saved in the Documents section.
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¡C*ño, parece mentira que con los padres que tú tuviste seas un contrarrevolucionario!
nació en diciembre del año 1942 en La Habana, Cuba
1961 - 1963 curso de aviación en la Unión Soviética
1963 – aprox. 1971 trabajó de piloto en la base aérea de San Antonio en Cuba
después de dejar de volar, se hizo un curso de estadística y empezó a trabajar en la Dirección Nacional de Mecanización como estadístico especialista en mecanización cañera
la Constitución de 1976 le hizo cambiar de opinión sobre el régimen político cubano
en 1987 se graduó en el curso nocturno para trabajadores de Relaciones Internacionales en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales
en 1987 falleció su padre, Blas Roca Calderio
en 1991 hizo su primera declaración oficial como disidente
en 1992 fundó la Corriente Socialista Democrática
en 1996 fue uno de los fundadores (y actualmente es presidente) del Partido Social Demócrata, que hasta hoy no fue reconocido por Cuba
en 1997 crea con otros disidentes el Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna para Analizar la Situación Socio-Económica Cubana y preparan el documento La Patria es de Todos
por el manifiesto de La Patria es de Todos, Vladimiro fue arrestado (igual que sus otros autores) y desde 1997 hasta 2002 permaneció preso
en 2010 asistió al entierro del disidente Orlando Zapata Tamayo en Banes, que murió después de una huelga de hambre de 85 días
reside en La Habana y sigue luchando contra el régimen castrista
“¡C*ño, parece mentira que con los padres que tú tuviste estés metido a contrarrevolucionario!” le decían a Vladimiro Roca Antúnez, opositor al régimen de los Castro. La razón era simple – su padre eraBlas Roca Calderio, un conocido secretario del Partido Comunista de Cuba. Pero Vladimiro es mucho más que un hijo de un padre célebre del régimen, cuyas ideas políticas se han desarrollado de una manera diferente de lo que se esperaba.
Vladimiro nació el 21 de diciembre de 1942 en La Habana, Cuba. “Para mí, mi infancia fue perfecta,” inicia su narración. “Tenía un carácter un poco difícil para aquella época, porque fui rebelde desde chiquito,” agrega enseguida probablemente la razón que más tarde lo atrajo a la disidencia cubana. A la hora de especificar qué es lo que le provocaba aquella rebeldía, enumera sobre todo el “disgusto por abusos” y concluye diciendo que “todos mis amigos conmigo se sentían protegidos, porque yo no permitía que nadie les hiciera nada.”
Su padre, al cual Vladimiro describe como “el mejor padre que pude haber tenido”, era militante comunista, pero en su familia no se hablaba mucho de política: “mi padre no era de mucho hablar de cuestiones políticas delante de nosotros”, describe Vladimiro. A pesar de que su padre, Blas Roca, no les contaba muchos detalles políticos, Vladimiro fue creciendo rodeado estrechamente de todo el ambiente revolucionario y postrevolucionario. “Fidel Castro, y lo conocí en persona, nunca tuve empatía alguna con él,” cuenta Vladimiro sobre el difunto líder cubano. Para con Ernesto Che Guevara tampoco tiene palabras positivas: “Guevara para mí era gente pesada, siempre era muy serio y yo nunca fui serio.”
A finales de los años 50, estuvo incluso personalmente presente en las reuniones en Boca Ciega, donde se juntaban todos los que pretendían derrocar la dictadura de Fulgencio Batista. “En la segunda reunión [en Boca Ciega, en 1958], recuerdo, que yo era el que colaba café. Tenía dieciséis años cumplidos en el 1958. Pero yo sabía hacer… Nosotros todos, desde chiquitos, sabíamos cocinar todos, porque mi padre decía que el hombre que no supiera cocinar, estaba perdido. Y mi madre nos enseñaba a cocinar a todos. Y yo me especialicé precisamente, porque era también mi adicción y lo sigo manteniendo, yo colaba buen café. Y en esa segunda reunión me acuerdo, que cuelo el café… Y en aquella época no había diferencia entre la sal y la azúcar refinada. Y le eché sal al café. Y recuerdo que le llevo café al primero, y el que probó el café, que es Raúl [Castro]. ‘¡Pchaa!’ escupe y dice: ‘¡Este café está salado!’. Le digo: ‘Ay, le voy a hacer otro’. Dice: ‘¡Mira, nos quiso envenenar, te lo voy a meter preso!’ Pero resultó después que sí, que me metieron preso. Y esa fue una etapa que yo… Como yo le digo a la gente: ‘Yo no hice victoria, pero vi como se hacía.’”
Al terminar sus estudios secundarios, Vladimiro empezó a trabajar de aprendiz de caja en el periódico Hoy, de donde salió cuatro meses más tarde por problemas con el jefe del taller. Era justo el momento de la victoria de la Revolución Cubana. Cuando llegaba la Caravana de Libertad a la Ciudad Libertad, y el discurso de Fidel Castro tomaba su tiempo como solía acostumbrar, a Vladimiro se le fueron los nervios y se fue de allí quejándose “del loco ese”, diciendo “yo no soporto a ese tipo”. Muchas décadas más tarde lo resume con las siguientes palabras: “Yo siempre tuve cierto recelo con Fidel Castro y con su gente.”
Sin embargo, a pesar de sus fuertes palabras en cuanto a Fidel Castro, Vladimiro seguía todavía la misma línea ideológica que su padre. En 1961, Vladimiro se fue a estudiar a la Unión Soviética para convertirse en piloto profesional. Después de dos años en Europa, volvió a Cuba para servir en la base aérea de San Antonio en Cuba. Y allí es donde inician sus primeras dudas sobre el sistema, por ejemplo a la hora de tener que interceptar una lancha llena de civiles y niños que pretendían abandonar la isla. Su rol de piloto igualmente le permitía darse cuenta de lo que estaba pasando en el mundo, como por ejemplo la Primavera de Praga en 1968: “Fue una etapa rara. En primer lugar, aquí no había información alguna. Incluso, nosotros como pilotos, nos enteramos gracias a los pilotos cubanos que estudiaron en Checoslovaquia. Fuimos unos de los primeros que nos enteramos de la Primavera de Praga que trajo graves consecuencias para con la gente aquí en Cuba, que apoyaron a los checos que estaban pidiendo libertad.”
A principios de los años 70, por el año 1970 o 1971, ya no recuerda con exactitud, dejó de volar, ya que por problemas con su mano derecha no pasó el examen físico: “Podía seguir volando, pero de copiloto, no de capitán…”, así que después de un curso de 6 meses empezó a trabajar en la Dirección Nacional de Mecanización como estadístico especialista en mecanización cañera. Su antipatía con el líder cubano, no obstante, se fue juntando con su desacuerdo con la Constitución de 1976. Y fue justo en ese momento cuando definitivamente se bifurcaron los caminos ideológicos de padre e hijo. “Me gustaba ver trabajar a mi padre. Además, me transmitía cierta paz,” recuerda con cariño. “Fui crítico, muy crítico, y sobre todo con él. Yo tenía la confianza suficiente como plantearle cualquier problema que yo tuviera, cualquier idea que difiriera de las de él,” sigue narrando. Y por supuesto que no iban a omitir en sus debates la Constitución que tanta amargura le causó no sólo a Vladimiro: “Me acuerdo que yo una vez le dije, ya él estaba enfermo, o iba para morirse. Y yo le dije que la Constitución es la mierda. Y me recuerdo sus palabras: ‘No es la mejor Constitución que se haya podido hacer, pero dentro están los elementos para que los que vienen atrás, la mejoren.’”
Sus ideas vinieron formándose y cada vez más entraba en contacto con los disidentes, hasta que se expresó abiertamente contra el régimen: “Y entonces allí [en la asamblea del año 1991], es donde yo hago mi primera declaración oficial como disidente. Yo me acuerdo que dije: ‘Y quiero que conste que yo no estoy de acuerdo con nada de esto que está pasando aquí, y voy a hacer todo lo que esté a mi alcance y por los medios apegados lo más posible a la legalidad socialista, a esta legalidad que no estoy de acuerdo con ella, para cambiar el sistema.” Y así es como “empieza mi vida como opositor”, narra Vladimiro.
En 1997 creó junto con Martha Beatriz Roque Cabello,[1] Félix Bonne y René Manzano[2] el Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna para Analizar la Situación Socio-Económica Cubana. Este grupo de disidentes elaboró el documento La Patria es de Todos, en el cual evalúan los resultados del 5º Congreso del Partido Comunista de aquel año.[3] “Por supuesto el documento no tenía sentido si no se lo entregábamos al Comité Central,” explica Vladimiro, y resume irónicamente: “Lógicamente, el documento no le gustó a Fidel Castro.”
El grupo de autores del manifiesto La Patria es de Todos fue encarcelado en 1997, aunque el juicio se celebró hasta en 2000, lo cual fue según Vladimiro “otra tremenda violación de derechos”.[4] El juicio fue televisado, según las palabras de Vladimiro, porque “Fidel Castro quería asustar a la gente.” Vladimiro resume que, durante la estadía en la prisión, uno tiende a culpar a los guardias: “los culpables de que estés allí, no son los guardias, ellos nada más cumplen con su función, el culpable es el Gobierno”, aclara su punto de vista.
A la hora de resumir su trayectoria vital y la situación actual de la sociedad cubana, Vladimiro resume que “lo único que hace el Gobierno es entretener a la gente”, según la vieja regla de “pan y juegos”. Una vez más vuelve a la Constitución, declarando que el Artículo 3 “desvirtúa a toda la Constitución”.[5] En cuanto a un posible mensaje dirigido hacia “los que vienen atrás”, como decía hace cuatro décadas su padre, Vladimiro lo tiene bien claro, ya que expresa uno de sus principios vitales que, una vez más, le inculcó su padre: “Que traten de ser consecuentes sus actos con sus pensamientos. Si creen en la libertad, que defiendan eso. No para el resto, sino para ellos.” Y a la pregunta final de si fuera joven, qué es lo que haría, responde con igual seguridad: “Lo mismo que hice anteriormente, oponerme y ser consecuente con mi pensamiento.”
[1] Entrevista entre Martha Beatriz Roque Cabello y Vladimiro Roca Antúnez disponible aquí: https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/vladimiro-roca-muchos-solo-me-veian-como-el-hijo-de-blas-roca/
[2]Entrevistas con Martha Beatriz Roque Cabello y René Manzano fueron publicadas también en el proyecto de Memory of Nations, www.memoryofnations.eu.
[3]Documento La Patria es de Todos: https://www.cubanet.org/htdocs/CNews/y97/jul97/07adoc1.htm
[4]Artículo sobre la liberación de Vladimiro Roca: https://elpais.com/internacional/2002/05/05/actualidad/1020549610_850215.html
[5] artículo 3o.- En la República de Cuba la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado. Ese poder es ejercido directamente o por medio de las Asambleas del Poder Popular y demás órganos del Estado que de ellas se derivan, en la forma y según las normas fijadas por la Constitución y las leyes. Todos los ciudadanos tienen el derecho de combatir por todos los medios, incluyendo la lucha armada, cuando no fuera posible otro recurso, contra cualquiera que intente derribar el orden político, social y económico establecido por esta Constitución. Fuente: http://www.cuba.cu/gobierno/cuba.htm
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Witness story in project Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation (Eva Kubátová)