The following text is not a historical study. It is a retelling of the witness’s life story based on the memories recorded in the interview. The story was processed by external collaborators of the Memory of Nations. In some cases, the short biography draws on documents made available by the Security Forces Archives, State District Archives, National Archives, or other institutions. These are used merely to complement the witness’s testimony. The referenced pages of such files are saved in the Documents section.
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En Cuba no hay oposición, hay solo opositores
nació el 16 de mayo de 1945 en La Habana
1970-1976 estudió la licenciatura en economía
en 1990 se une a la oposición
en 1997 elabora junto con Vladimiro Roca, Félix Bonne y René Gómez el documento “La Patria es de Todos”
inmediatamente después son encarcelados los cuatro, Martha es liberada en 2000
en la Primavera Negra de Cuba de 2003, fue encarcelada y condenada a 20 años de privación de libertad
en 2007, Martha fue nominada al Premio Nobel de la Paz
en agosto de 2018 fue detenida otra vez, y está siendo amenazada de no salir de su casa
reside en La Habana
“Me cuesta muchísimo trabajo hablar de mi persona. Como uno se pasa la vida hablando de otros, no chismeando, sino por todo lo que sucede en el país,” dice Martha Beatriz Roque Cabello, profesora universitaria y disidente cubana en el mero inicio de nuestra entrevista. Sin embargo, en la siguiente hora y media, sus palabras denominan con exactitud absoluta lo que su mente opina. Y cómo no, si su ámbito profesional es la estadística matemática.
Martha es habanera, es decir que fue La Habana, donde el 16 de mayo de 1945 nació como la más pequeña de 5 hermanos, y allí igual reside hasta hoy en día, aunque sus tres hermanas se fueron ya hace años a los Estados Unidos. Recuerda con amargura aquel año 1960, cuando cumplió 15 años y en vez de felicidad por una fiesta grande que se suele montar a las niñas de esta edad en la América Latina, su familia “se empezó a desmoronar”. La Revolución Cubana del 1959 afectó profundamente a su familia. Recuerda como “las bombas explotaban donde quieran”, y de como ya no se podía ni ir al cine. Para todos era una situación de muchas limitaciones: “Era la condición de las ‘3Cs’ – cero compras, cero cine, cero cabaret,” recuerda Martha los inicios de Fidel Castro en el poder después de haber salido Fulgencio Batista derrotado de la isla. Su padre apoyó el nuevo sistema y su hermana por haber trabajado en el gobierno de Batista, estuvo presa en La Cabaña durante 2 meses, después de los cuales inmediatamente emigró a los Estados Unidos. Martha recuerda lejanamente como por aquel entonces todavía era normal irse los fines de semana a Miami tomando un ferry. Sin embargo, pronto, la frontera se cerró y Martha no vio a su hermana los siguientes 50 años y “en Cuba no se recibían ni cartas de los Estados Unidos”.
Directamente después de la victoria de la Revolución Cubana, la familia de los Castro empezó a imponer un nuevo sistema político. “Fue una etapa de silencio total. Y además de eso, el que en aquel momento pensaba algo en contra la dictadura, no lo decía. No había disidentes, en este sentido en el que los hubo después en el año ochenta y pico. Y yo personalmente en aquel momento confiaba en la Revolución. Yo en aquel momento de verdad pensaba que era una cosa social, que íbamos a tener muchos adelantos, muchas cosas buenas. Y, igual que todos los cubanos, oía constantemente los discursos de Fidel Castro. Aquellos discursos tan largos. Él tiene el récord de un discurso de ocho horas. Y yo oía los discursos y las promesas… La leche que nos iban a poner por la mañana en la puerta de la casa, el nivel intelectual y acceso a todos tipos de programas de desarrollo… O sea, esos años setenta fueron una época, en que yo viví para trabajar convencida de que el trabajo que yo pudiera hacer en ese momento, iba a ayudar al desarrollo del país,” explica Martha como el inicio de su vida laboral fue marcado por las intenciones de apoyar los ideales de la Revolución.
Sin embargo, el final de su sueño revolucionario estaba pronto por llegar. “El despertar mío se produce después de la muerte del general Ochoa.[1] Creo que esta época es una época de transición, en que ya uno comienza a ver los problemas y las manchas que tiene el sol, como se puede decir. Cosas que no veía antes, cosas que no consideraba, que no eran culpa de la dictadura etc. Pero ya la muerte de Ochoa provoca un cambio. Fue un momento de inclinación de la balanza hacia lo que en general no salía a flote antes,” continúa narrando Martha. Desde ese momento, Martha cambió de opinión drásticamente sobre las “cosas maquiavélicas” del régimen, y mucho más todavía después de haber sido interrogada por su comportamiento en la Universidad de La Habana, donde daba clases por aquel entonces. Es que dentro de su clase de Estadística Matemática realizó un test sobre el asesinato del General Ochoa, del cual salió que nadie quería que lo fusilaran. A Martha le hicieron enfrentar “prácticamente un consejo de guerra” y recibió una advertencia.
Sin embargo, a pesar de la advertencia, Martha entró en la oposición. Y bien señala que, con el cambio generacional, la oposición de hoy difiere bastante de su generación: “[Antes], la gente se interesaba más por la lectura. […] Leían literatura antigua, había una cultura general para todo este tipo de personas. Cultura general con la que llegó mi generación a la oposición […] en el año 1989 o 1990. Este primer grupo […] era un grupo de intelectuales. Todos nosotros éramos graduados universitarios, y todos nosotros teníamos una serie de conocimientos extra, porque cultivábamos este tipo de lectura, cultivábamos el ejercicio de la historia de Cuba etc.,” resume Martha las características generales de su generación de opositores. “Pero llegó un momento en que no había qué leer. Porque cualquier cosa que tu compraras en una librería, era una lectura sencillamente bolchevique, o tenía que ver con la Unión Soviética, o con los países socialistas, o con la filosofía marxista etc. Fue un momento de erupción que hizo que cortara el deseo de las personas de leer,” menciona el momento clave que formó un abismo entre las generaciones. “Y los opositores en estos momentos […] no tienen este interés por la lectura, no tienen ese interés por el conocimiento. Yo no dejaría por nada del mundo de leer el periódico Granma [nota editorial: periódico oficial del Partido Comunista de Cuba] y todos lo demás periódicos que pueda leer. No dejaría por nada del mundo de ver el noticiero de televisión, de ver un discurso de Raúl Castro, de ver la llamada Asamblea Nacional de Poder Popular. Todas esas cosas son importantes, porque todas esas cosas te unen a la línea política de la dictadura y te dejan comprender cómo actúa la dictadura. Sin embargo, esta nueva parte de los opositores que no ha traído consigo esa cultura de la lectura, pues tampoco practica la cultura de escuchar lo que dice la dictadura,” termina explicando Martha lo que se le hace crucial para seguir con el trabajo de la oposición.
En 1997, Martha, junto con Vladimiro Roca, Félix Bonne y René Gómez[2] elaboró un documento crucial e internacionalmente impactante: La Patria es de Todos. “Decidimos escribir lo que estaba pasando en Cuba. Porque en aquellos momentos no había condiciones de ahora. No estaba el internet, no estaba el servicio de Texa con el celular al momento, y lo que se sabía de Cuba, era muy poco. Esto quiere decir que los conocimientos que ahora tiene todo el mundo de lo que pasa aquí, es algo que se puede decir que es vox populi, que cualquiera sabe que en Cuba no hay transporte público, que en Cuba no hay vivienda, que no hay comida, que no hay servicio médico. Todo eso lo sabe cualquiera. Pero antes, eso estaba bastante oculto. Y nosotros decidimos hacer este documento que fue impactante en el sentido de que le dio de forma internacional la idea a las personas de lo que verdaderamente estaba sucediendo en Cuba. Tal es así, que este documento se escribió en junio de 1997. Y ya que tiene 21 años, es un documento que está vigente, porque la mayoría de las cosas que nosotros planteamos en este documento no se han solucionado.”[3]El castigo por parte del régimen no tardó en llegar. El 16 de julio de 1997, después de haber enviado este documento al Comité Central del Partido Comunista, los cuatro autores fueron tomados presos, específicamente por “acciones en contra de la seguridad nacional del Estado cubano”.
El juicio fue televisado, ya que, según Martha, “ellos querían que se trasladara como una experiencia de lo que no se debía hacer, de la contrarrevolución, etc.”. Sin embargo, el resultado fue absolutamente opuesto: “Nosotros, en vez de ser una mala experiencia, fuimos una experiencia de dignidad. Porque todo el mundo vio de la forma que nosotros encaramos ese juicio. Todo el mundo pudo percatarse de que ni nosotros estábamos tristes, ni estábamos llorando, ni habíamos mostrado ningún tipo de preocupación al respecto.”Sin embargo, no todo fue fácil: la fiscal resultó ser “una persona déspota y además, más bien se consideraba una persona defensora de la Revolución y no dentro de su papel que le correspondía como defensora de las leyes”. Cuando llegó el momento de la declaración de Martha, esta “mujer de hierro de la oposición cubana” internacionalmente reconocida dijo solo: “Yo no tengo nada que declarar, sólo quiero que el tribunal sepa que después de que yo cumpla mi sanción, voy a seguir haciendo lo mismo. Así que para mí es única y exclusivamente oír la sanción, ir a la prisión y después de que salga, voy a seguir haciendo lo mismo.” Y así fue.
Su experiencia de la prisión fue por supuesto difícil: la cárcel Villa Marista es “un lugar muy duro tanto para los hombres como para las mujeres”. Todos viven en un encierro total, confundidos en cuanto al tiempo, ya que andan 24 horas al día con las bombillas encendidas y así pierden noción de cuando es de día y cuando de noche. En cuanto a las celdas, Martha recuerda: “teníamos que andar desnudas, porque el calor era agotante y agobiante, casi nunca había agua”, y ni hablar sobre la comida o visitas. Después de Villa Marista, cada uno de los cuatro autores del documento fue enviado a su respectiva prisión donde cumplió el resto de la condena. A Martha le tocó Manto Negro,[4] con cinco asesinas en la misma celda.
Martha es profundamente creyente, acude en la iglesia de San Juan Bosco de los padres salesianos. De hecho, como dice, a la casa donde vive hoy en día, se mudó justo “porque me quedaba cerca de la iglesia a donde voy desde chiquita”. Y fue justo Dios en el cual pensó intensamente la primera noche en la celda: “Yo soy una persona que tiene mucha fe en Dios y yo sabía que esto iba a suceder. Siempre he dicho que voy a pedirle a Dios que se haga lo que él quiera. Y todo el tiempo estuve pensando que eso era la voluntad de Dios. Pero también que hicimos algo que le molestó tanto al sistema. El documento ha pasado a la historia. Dos generaciones después de nosotros todavía lo leen.” Cuando fue puesta en libertad condicional en 2000, volvió a trabajar en la oposición, como había prometido en el juicio. En el año 2002 fundó la Asamblea para Promover la Sociedad Civil Cubana: “Había 365 organizaciones, nunca se había logrado una unidad de los opositores como esa. Fue un momento de unión que no va a ser posible rescatarlo,” recuerda su logro.
Martha, a parte de ser opositora hasta el tuétano, también es crítica de cómo va encaminada la oposición de hoy. Y no termina sólo diciendo que es por la falta de cultura general, como ya se ha podido observar más arriba. Su crítica va dirigida sobre todo hacia los que demuestran su “deseo de liderazgo, que hacen más daño que bien […] ya que hay aqueles que dicen que van a ser el presidente de la república”. Según Martha, el problema principal es que hoy en día, es difícil de unir la oposición: “Primero no hay oposición, hay opositores. Porque aquella ola de personas que estaban vinculadas a los opositores, de una forma u otra, dentro de la organización o no, pero tenían vínculo con los opositores y formaban una gran oposición. Eso en estos momentos no existe en el país. Hay opositores, que en estos momentos están haciendo documentos. Uno hace un documento, otro hace otro documento, pero no acaban de encontrar la fórmula mágica de que el pueblo los siga.” La respuesta a la pregunta de por qué no los sigue el pueblo, la incluye Martha inmediatamente: “Bueno, muy sencillo. En primer lugar, no son ejemplos. Eso es importantísimo. Para que el pueblo te siga, tienes que ser un ejemplo para el pueblo. Y en segundo lugar, las consignas y las cosas que piden, no son del interés del pueblo. Si tú sales a la calle y dices: ‘abajo Fidel, abajo Raúl, abajo la dictadura’, las personas que tienes a tu alrededor, se van, porque tienen miedo. Eso a lo único que conllevaría que a esas personas, a todo el mundo allí se lo lleve la policía presos. Y nadie quiere eso. O sea que no es interés popular, no llama a la reflexión del pueblo. Sin embargo, no se hace mención a ‘vamos a aumentar los salarios, no hay comida, no hay transporte’, a los problemas sociales, que son los que afectan a la población. Mantenemos la conducta de los presos políticos, de libertad de los presos políticos. Yo no estoy en contra de libertad de los presos políticos, al contrario, yo quisiera que todos estuvieran libres. Pero eso no es lo que le interesa al pueblo de Cuba. Al pueblo no le interesa que digan ‘vamos a defender los derechos humanos’. La gente no sabe cuáles son los derechos humanos, la gente está ignorante de lo que es la Carta Universal de Derechos Humanos y sus treinta puntos. La gente no sabe eso, no lo conoce. Y entonces, ¿qué derechos humanos vamos a defender? Bueno, sencillamente, la gente lo que ve por la televisión, los derechos humanos que dice Cuba que defiende, los niños móngolos [con síndrome de Down], los niños sordos, los niños con cáncer, esos son los derechos humanos. Porque ni siquiera se ha podido explicar a la población qué son los derechos humanos. O sea, ese vínculo entre opositores y población no existe.”
Martha, en 2007, fue una de los candidatos nominados al Premio Nobel de la Paz.[5] Sin embargo, por aquel entonces andaba presa – de hecho, ya llevaba cuatro años y la esperaban otros 16, después de la encarcelación masiva de la tal llamada “Primavera Negra de Cuba” que se produjo en 2003 y fueron tomados presos 75 disidentes y opositores. “Mira, Fidel Castro era un tipo obstinante y entonces él decidió terminar con toda la oposición. Pensó que iba a terminar con toda la oposición ciertamente. Y escogió el momento coyuntural de lo que estaba pasando en Irak. Donde todo el mundo estaba enfocado hacia el problema de Irak. Y entonces dijo: ‘Esta es mi ocasión. Cuando yo haga esto, a la gente no le va a interesar. Porque está más importante la situación de saber dónde está el presidente [Sadam Husein] escondido, qué está pasando, dónde están las tropas, y todo el mundo va a estar interesado en este problema y nadie se va a preocupar de lo que vamos a hacer con los disidentes.’,” narra Martha las intenciones de Fidel Castro en aquellos días de primavera de 2003.Según sus palabras, escogió un grupo bastante heterogéneo, de los cuales algunos ni siquiera se conocían personalmente. En un discurso más tarde se refirió al Grupo de los 75 como “no son todos los que están, ni están todos los que son”, según recuerda Martha, y resume así la situación de que en la Primavera Negra no logró terminar con la oposición como había planeado. Así recuerda Martha su segunda encarcelación, ahora con 20 años de sentencia de privación de libertad: “Parece que él [Fidel Castro] pensó darme un segundo castigo, porque como yo había dicho que iba a continuar haciendo lo mismo y había cumplido… O sea, yo salí de mi prisión, [elaboré el documento] de la Patria Es de Todos, trabajé en la Asamblea para promover la sociedad civil, trabajé en la agenda, y pensaron: ‘No, esta va a seguir haciendo lo mismo, como lo dijo de verdad. Vamos a guardarla.’ Y me llevaron a prisión 20 años. Veinte años de privación de libertad. Además de ser la única mujer, fui la única persona con la que no habló el cardenal Jaime Ortega para que me fuera hacia el exilio. Una cuestión solamente… El gobierno estaba plenamente convencido de que yo no me iba a ir a ningún lugar, y no quiso ni perder el tiempo.”
Martha tuvo un ataque cardíaco en la prisión, lo cual, según sus palabras, “el gobierno negó”, a pesar de ser confirmado por un cardiólogo más tarde. Después de una campaña masiva por los derechos humanos y la libertad de los presos políticos cubanos, la mayoría salió por fin en 2010, pero sin ser definitivamente liberados de su condena. Siguen en un “limbo jurídico”, sin poder salir de la isla porque después ya no podrían ingresar sin ser metidos de vuelta en la prisión.[6] Desde aquel entonces, una vez más, Martha sigue con su lucha contra el régimen castrista, siendo perseguida e intimidada, muchas veces de manera hasta ridícula: “Han pasado muchos años de eso… Que una persona que en esos momentos era de mi confianza y que yo dejaba en mi casa, permitió que la Seguridad del Estado entrara y que filmara mi refrigerador. Eso fue un shock para las personas en el sentido de que lo ponen como algo malo tener comida en el refrigerador. Y esto en vez de hacerles una propaganda positiva, les hizo una propaganda negativa. Y todo el mundo decía: ‘bueno, pues ¿qué tiene que ver que esa mujer tenga comida en el refrigerador? ¿Eso es un delito o algo, poder tener comida en el refrigerador?’ O sea que, para ser revolucionario, hay que tener el refrigerador vacío. Ese fue el concepto, el criterio que se manejó. O sea que, si tienes comida, no eres revolucionario.”
Apenas unas semanas después de publicar su entrevista en Memory of Nations, Martha fue detenida una vez más. Esta vez la soltaron por su condición de salud, sin embargo, la amenazaron de que si volvía a salir de su casa, la detendrían.[7] Cuando se le pregunta por cómo ve el futuro de Cuba, dice: “Yo no pienso en diez años, yo pienso en mañana. Si Cuba fuera libre mañana… Lo más que pudiera hacer, fuera sentirme sencillamente feliz. Porque creo que todo lo que yo he podido dar en favor de la libertad de mi país, lo he dado y lo sigo dando.” Obviamente, en Cuba queda mucho trabajo por hacer todavía, aunque Martha misma lo ve ya con un bosquejo de luz al final del túnel: “Yo creo que a este pueblo no hay que decirle nada. Este pueblo sabe perfectamente que vive en una dictadura. Este pueblo sabe perfectamente que ha ido perdiendo el miedo poco a poco. Porque lo que oyes hablar en la calle hoy, ni remotamente lo oías hace cinco años.”
[1]General Arnaldo Ochoa Sánchez, condenado a pena capital por alta traición a la patria y ejecutado en 1989.
[2]Vladimiro Roca Antúnez y René Gómez Manzano también fueron entrevistados por el proyecto Memory of Nations.
[3]Más información sobre el documento La Patria es de Todos aquí: https://www.radiotelevisionmarti.com/a/la-patria-es-de-todos/190557.html. El documento como tal, en su versión completa, se puede consultar aquí: https://www.cubanet.org/htdocs/CNews/y97/jul97/07adoc1.htm.
[4]Manto Negro – así es popularmente conocida la Prisión de Mujeres de Occidente.
[5]Fuente: https://www.canarias7.es/hemeroteca/una_hija_de_emigrantes_canarios_candidata_a_nobel_de_la_paz-NHCSN58544
[6]Un artículo de Martha Roque al 15o aniversario de la Primavera Negra: http://www.cubademocraciayvida.org/web/article.asp?artID=38121.
[7] https://www.diariolasamericas.com/america-latina/regimen-cubano-libera-martha-beatriz-roque-pero-le-impide-salir-su-domicilio-n4160016.
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Witness story in project Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation (Eva Kubátová)