The following text is not a historical study. It is a retelling of the witness’s life story based on the memories recorded in the interview. The story was processed by external collaborators of the Memory of Nations. In some cases, the short biography draws on documents made available by the Security Forces Archives, State District Archives, National Archives, or other institutions. These are used merely to complement the witness’s testimony. The referenced pages of such files are saved in the Documents section.
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No, yo no tengo que darle gracias a la Revolución, sino que tengo que darle gracias a Dios
Nació el 29 de enero de 1939 en La Habana.
Recibió una beca en Havana Bussiness Academy, donde estudió sobre todo contabilidad e inglés.
Miembro y posteriormente dirigente del Movimiento Demócrata Martiano, planificación de acciones de sabotaje y desarme de oficiales.
Detenido en 1962 y acusado de autoría intelectual de una acción en la que murió un militar y de la organización de un intento de levantamiento.
Pasó unos 37 días de interrogatorios en condiciones infrahumanas en el lugar conocido como Las Cabañitas, y en 1963 fue condenado a 20 años de prisión.
Preso plantado en varias prisiones, como La Cabaña, el Combinado del Este, Bonyato y Guanajay, hasta 1983.
Trabajó hasta principios de los años 90 en una emisora de radio La Voz de CID.
Uno de los fundadores de la organización Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba, que apoya económicamente y materialmente a los presos políticos y a los opositores cubanos.
Ángel de Fana Serrano nació el 29 de enero de 1939 en una familia humilde. “Mi padre era fabricante de zapatos u obrero, mi mamá ama de casa. Fuimos nueve hermanos que todavía estamos vivos todos. Tuvimos una vida feliz en Cuba, aunque fue una familia humilde”. Acabados los estudios de secundaria le fue otorgada una beca en una academia norteamericana llamada Havana Business Academy. A los 18 años, en 1957, empezó a trabajar en la oficina de la misma fábrica de calzado donde trabajaba su padre. Allí trabajó hasta 1961, cuando la fábrica fue nacionalizada por el Gobierno castrista. Una vez confiscada la fábrica, el dueño le pidió que fuera a administrar una tienda de zapatos, que todavía tenía. En 1962 se casó, y unos 30 días después de la boda fue encarcelado.
Ángel de Fana no fue revolucionario y no había participado en la lucha contra el Gobierno de Fulgencio Batista. “Aunque sí me daba cuenta de lo que estaba sucediendo en el país, yo era muy lector, leía mucha historia, mucha cosa social, entonces tenía bastante información sobre lo que estaba sucediendo”. Ya en 1959 empezó a darse cuenta de que la dirección que tomaba la Revolución de Fidel Castro era hacia el comunismo y que iba a ser una dictadura. En 1960 se vinculó a la organización anticastrista Movimiento Demócrata Martiano. Participó en actividades de sabotaje. “Era la colocación de explosivos para hacer ruido en lugares públicos, y además una intensa labor de propaganda. Debo destacar que en ningún caso se causaron lesiones”. Pasado algún tiempo se convirtió en el encargado de finanzas del movimiento gracias a su experiencia de la peletería. Desde entonces se dedicó más bien a buscar recursos y entablar relaciones con otros movimientos. A mediados de 1962 fue nombrado dirigente del movimiento.
Poco después, Ángel de Fana fue detenido y acusado de la autoría intelectual de un ataque contra la milicia oficialista en el que murió un soldado del Ejército, y de la organización de un intento de levantamiento que se produjo en agosto de 1962. Fue llevado a la sede de la Seguridad del Estado en Miramar y posteriormente fue transferido a Las Cabañitas o Punto X, lugar que la Seguridad del Estado usaba para interrogatorios. “Cada vez que tú tenías que salir de allí te pusieron ese gorro negro que no veías nada”. Después de unos 37 días de interrogatorios en los que estaba desnudo con un gorro negro, le trasladaron a la prisión militar de La Cabaña. Allí le ubicaron en una sección especial. “Me llevaron para unas áreas separadas, nosotros las llamamos las especiales. Todos los que pasábamos por allí habíamos estado en Las Cabañitas, entonces ellos no querían que alguien supiera qué eran Las Cabañitas. Naturalmente no teníamos visitas”. Posteriormente, a finales de 1962 le pusieron en las galeras junto con otros presos, que en aquella época eran más o menos 2.000 personas. En abril de 1963 se produjo su juicio y fue condenado a 20 años de prisión. “Un guardia cuando salía me dijo algo que nunca lo olvido: “Tienes que darle gracias a la Revolución porque no te hemos fusilado”. Y yo le digo: “No, yo no tengo que darle gracias a la Revolución, sino que tengo que darle gracias a Dios”. En julio de 1963 fue llevado a la prisión de la Isla de Pinos. Me introdujeron en la circular número 1 de las 4 circulares que hay en la Isla de Pinos. En ese momento en cada circular había más o menos 1.200 presos.
En la prisión de Isla de Pinos, Ángel de Fana se dedicó sobre todo a estudiar junto con otros presos políticos y a la lectura. “La inmensa mayoría de los presos eran muy jóvenes. La inmensa mayoría eran trabajadores. Los ricos casi todos se fueron de Cuba cuando empezó el comunismo”. En 1964 comenzó el Plan de Trabajo Forzado Camilo Cienfuegos. Los que se negaban a trabajar fueron golpeados y mandados a limpiar desagües de alcantarillado. “Había casi diez asesinados en los campos de trabajo por la resistencia”. A pesar de lo difícil que era el trabajo forzado se mantenían las actividades educativas, religiosas y culturales una vez acabado el trabajo en los campos. También había que cumplir con algunos principios que normalmente en las prisiones no se cumplen. “Había tres principios, no chivatería, no homosexualidad y no robo”. Ángel de Fana trabajaba en una cantera de mármol. Las golpizas y bayonetazos eran constantes. En 1966 fue transferido a la prisión de La Cabaña. “Allí estábamos unos 800 o 900 presos. Las condiciones eran muy difíciles, mucha hambre. Tuvimos muchos problemas, nos hacían correr, pero con nosotros no era nada de eso. Nosotros no corríamos, entonces había alguien dándonos golpes”. No había nada de visitas, nada de libros. Entonces los presos políticos daban conferencias y se reunían después de la comida. “La comida era desastrosa, arroz, macarrones, nunca carne, sin asistencia médica”. En 1968 se mejoraron un poquito las condiciones, había algunas visitas, y en 1970 se produjo otro traslado, esta vez a la prisión de Guanajay. Allí, los presos hicieron una huelga de hambre colectiva. “Posiblemente es la mayor huelga de hambre colectiva que se ha hecho en la historia, había 800 personas unos 35 días sin comer. Los primeros días tienes hambre, luego no tienes hambre, tienes debilidad. Cuando viene la hora de la comida, la comida que nunca te dan de repente te la traen”. Después de esta huelga les mejoraron un poco las condiciones en la prisión. En lo que se refiere a su matrimonio, ya pasado un año de la prisión, se divorció de su esposa.
En 1970 o 1971, el Plan de Reeducación, que contenía adoctrinamiento marxista, fue sustituido por una nueva concepción del Plan Progresivo. “Incluso algunos dirigentes de los presos plantados entonces aceptaron lo que se llamaba el Plan Progresivo y fueron sacados de la prisión de Guanajay a lugares donde trabajaban”. Esta nueva estrategia fue rechazada aproximadamente por un tercio de los presos plantados. “La mayor parte de los que se quedaban lo consideraban una traición”. Las organizaciones, por ejemplo las de base religiosa, fueron desapareciendo y las que quedaban se fueron uniendo a un solo grupo. “Cada vez fuimos más uno solo”. Después de estar en Guanajay volvió a la Cabaña, donde pasó dos años más para luego ser trasladado en 1976 al Combinado del Este. “Estaba construido solo el edificio 1”. Aproximadamente en 1976 o 1977, el Gobierno cubano se puso de acuerdo con algunos grupos de exiliados y empezaron conversaciones. A consecuencia de ello, el Gobierno ofreció la excarcelación de algunos de los presos a cambio de una disminución de la presión internacional. Había un grupo de presos en el Combinado del Este que no aceptó las conversaciones. “Hicimos una carta en el piso donde estábamos nosotros. Nos oponíamos al diálogo y se resumía en que nuestra libertad no tenía condición. Esa carta la firmamos 130 presos”. La carta llegó a Miami y fue muy publicitada. “Creo que es uno de los documentos más importantes que tiene mi firma”.
Incluso cuando le ofrecieron posteriormente una salida de la prisión condicionada por la aceptación de un trabajo y reportarse en las estaciones de Policía, lo rechazó y fue recondenado a más siete meses de prisión en Boniato. Al final le pusieron a libertad con la obligación de salir del país. Sus padres ya habían obtenido también la autorización de salida. Pasados unos 35 días en La Habana se fue primero a Venezuela, donde se encontró con Huber Matos, que había fundado en Miami la organización Cuba Independiente Democrática. Ángel de Fana aceptó participar en un proyecto de radio, que transmitía desde Santo Domingo y desde un lugar en el Salvador. Posteriormente se exilió a Estados Unidos, donde seguía trabajando en la radio de la CID, en total fueron unos diez años. Cuando se cerró la emisora con el Gobierno de Clinton, trabajó con el profesor Juan Clark en la redacción y transcripción de las entrevistas para su libro Cuba: Mito y realidad. Posteriormente trabajó también con Huber Matos en su libro. En 1977 fundó la organización Los Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba, que apoya a los grupos opositores y a los presos políticos en Cuba.
© Všechna práva vycházejí z práv projektu: Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation
Witness story in project Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation (Eva Kubátová)